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El enfoque de sistema alimentario, una herramienta para luchar contra el cambio climático, según un artículo publicado en Nature Foods con participación de la UVic-UCC

El enfoque de sistema alimentario, una herramienta para luchar contra el cambio climático, según un artículo publicado en Nature Foods con participación de la UVic-UCC

Las cadenas de suministro y consumo de la producción agrícola generan una proporción de entre el 21 y el 37% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero provocadas por las personas. Por ello, las transformaciones que el sistema alimentario adopte para poder reducir estas emisiones en un futuro serán claves para mitigar el cambio climático. Es en este contexto, que la revista Nature Foods acaba de publicar un artículo proponiendo un nuevo enfoque del sistema alimentario global, en el marco de la investigación sobre el cambio climático. El artículo lo han liderado el grupo de impacto climático de la NASA GISS (National Aeronautics and Space Administration - Goddard Institute for Space Studies) y la Universidad de Columbia, y también lo firma Marta Rivera-Ferré, directora de la Cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC).

El trabajo ha tenido como objetivo encontrar herramientas para luchar contra el calentamiento global y el cambio climático a partir del estudio de la producción agrícola, las cadenas de suministro y el consumo. Los investigadores han llevado a cabo una evaluación completa de la vulnerabilidad del sistema alimentario mundial ante fenómenos como el aumento de las sequías o la intensificación de las olas de calor.

"Este enfoque revela diversas sinergias posibles para dar respuesta a los sistemas alimentarios, para mejorarlos y aportar beneficios a la salud humana ya la biodiversidad del planeta", explica Marta Rivera-Ferré, según la cual "estas respuestas también ayudan a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ". Entre otras propuestas, aumentar la materia orgánica del suelo puede ayudar a acumular carbono y mejorar la capacidad de resistencia a la sequía, así como aumentar la productividad y la biodiversidad del suelo.

Otro ejemplo que aporta el artículo son las dietas basadas en plantas y vegetales, que reducen la cantidad de emisiones de gases liberados por la producción animal y requieren menos terreno, por lo que hay más zonas donde plantar árboles y se puede almacenar más carbono. "Cuando estos dos efectos se combinan, la cantidad máxima de reducción de gases de efecto invernadero que se puede lograr mediante cambios en la dieta es de hasta 8.000 millones de toneladas de CO2 al año", aclara Rivera-Ferré. Asimismo, apunta, "las dietas con bajas emisiones de gases contaminantes basadas principalmente en plantas pueden proporcionar salud humana y planetaria, reduciendo el número de enfermedades no transmisibles, como las patologías del corazón y la diabetes".

Otro aspecto a tener en cuenta, y que recoge el trabajo, es trabajar para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en toda la cadena alimentaria, lo que "puede provocar oportunidades para que los sistemas alimentarios se impliquen en la economía circular ", dice Rivera-Ferré.

Los autores de este artículo han trabajado conjuntamente en la elaboración del capítulo sobre Seguridad Alimentaria del reciente Informe Especial del IPCC sobre Cambio Climático y Terreno. Se trata de expertos en un gran número de ámbitos de conocimiento relacionados con los sistemas de alimentos de todo el mundo, desde los principales productores de productos básicos y ganaderos hasta los sistemas de agricultura de pequeños productores. Recientemente, Rivera-Ferré también ha publicado otro artículo sobre la evolución de los informes del IPCC en el tratamiento del análisis de la agricultura hacia un nuevo enfoque de sistema alimentario.

 

Consulta el artículo en Nature Foods

 

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