Sergio Ponsá: "El objetivo del BETA es hacer investigación de calidad cercana al territorio, más que crecer en recursos"

En sólo cinco años, desde su inauguración el 14 de noviembre de 2014, el Centro Tecnológico BETA (Biodiversidad, Ecología, Tecnología y Gestión Ambiental y Alimentaria) de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) ha experimentado un crecimiento exponencial. De unos ingresos iniciales inferiores a 200.000 euros, ha pasado a los más de 1,3 millones de financiación con los que cerrará este 2019 y los más de 2 millones de previsión para 2020. Unas cifras que el centro destina a hacer "ciencia, investigación e innovación cada vez de mayor calidad", con criterios de sostenibilidad ambiental y en los ámbitos de la industria alimentaria y el medio ambiente.

Así lo ha explicado esta mañana Sergio Ponsá, director del Centro Tecnológico BETA, en la rueda de prensa que ha tenido lugar en el rectorado de la UVic-UCC con motivo del quinto aniversario de este centro de investigación. "Nuestro objetivo no es crecer en números, sino consolidar nuestro modelo de centro y hacer una investigación de calidad que aporte competitividad y beneficios al territorio más cercano", ha explicado Ponsá según el cual "el crecimiento cuantitativo es una consecuencia del trabajo hecho" en sus tres campos de especialidad: el desarrollo de tecnologías ambientales y la sostenibilidad; la mitigación de los impactos ecológicos y la conservación de la biodiversidad acuática y terrestre; y los sistemas agrarios y agroindustriales.

En cuanto a personal, el centro comenzó con 2 doctores y 3 técnicos, que a día de hoy se han convertido en un equipo de 40 personas, 22 de las cuales son doctores. Poco más de la mitad de este equipo lo forman personas de Cataluña, un tercio son personas provenientes del resto de España y otro tercio de otros países de Europa, Asia, África y Sudamérica, además de Estados Unidos.

Las claves para conseguirlo han sido, según Ponsá, plantear desde un primer momento "una investigación altamente competitiva y orientada a las necesidades reales de la sociedad, que nos ha posicionado a nivel internacional y gracias a la cual conseguimos innovar en el territorio, de la mano de empresas y entidades próximas", con quienes "es importante tener una relación de confianza porque son los que de verdad nos pueden trasladar las necesidades reales de cada sector".

Participación en 15 proyectos europeos, 5 como coordinadores
Uno de los hitos del CT BETA en estos cinco años ha sido la de "tejer vínculos y establecer una potente red de trabajo" con las entidades, instituciones y empresas referentes de Europa en sus ámbitos de especialización. Esto los ha llevado a participar en un total de 15 proyectos de investigación europeos en programas referentes como el Horitzó 2020, Life, Interreg o ENI CBC MED entre otros, en cinco de los cuales ejercen de coordinadores.

En la rueda de prensa de esta mañana se han desgranado algunos de estos proyectos, como el Life DEMINE, que con un presupuesto total de 2.184.632 euros quiere dar respuesta "a los problemas de contaminación ambiental, especialmente en los ríos, que causan las minas de sal o metales abandonadas a partir del desarrollo de una tecnología innovadora basada en procesos de membranas y electrocoagulación", explicó la subdirectora del CT BETA, Laia Llenas. "Los resultados del proyecto podrían aportar posibles soluciones a los impactos ambientales y ecológicos de las minas de sal y potasa de Cataluña y en las de Asturias".

Entre los proyectos del centro tecnológico también figura la ENI CBC MED DECOST, que arranca ahora con un presupuesto total de más de 3 millones de euros y el objetivo de implementar "un nuevo marco de gestión para los residuos orgánicos urbanos, a través de sistemas de compostaje comunitarios integrados con la agricultura urbana" y de "cerrar el ciclo de gestión de esta fracción en los municipios". El proyecto, con países de toda la costa mediterránea, tendrá dos pruebas piloto en España.

En el transcurso de la rueda de prensa también se han presentado el proyecto H2020 FERTIMANURE (8.419.670 M €), donde el BETA coordina 21 socios con la voluntad de "desarrollar, integrar, probar y validar nuevas estrategias de recuperación de nutrientes a partir de las deyecciones ganaderas, para obtener fertilizantes biológicos hechos a medida que puedan competir en el mercado actual de los fertilizantes"; y el Interreg MED Green Growth, "una comunidad temática de 14 proyectos que promueven el desarrollo sostenible del Mediterráneo y que ha recibido recientemente el reconocimiento de la Unión por el Mediterráneo".

A nivel catalán, el CT BETA es miembro de la red TECNIO Catalonia, tiene en marcha 15 proyectos de transferencia de conocimiento en el territorio (más de 50 durante estos 5 años), participa en varios clústeres y colabora con cinco departamentos de la Generalidad así como con otras administraciones catalanas. Con todos estos datos en la mano, Sergio Ponsá ha reconocido que "cuando empezamos, ni en el mejor de los sueños hubiéramos imaginado llegar donde estamos ahora, y menos en tan poco tiempo".

Punta de lanza de la investigación en la UVic-UCC
El vicerrector de Investigación y Transferencia de Conocimiento de la UVic-UCC, Jordi Collet, ha explicado que el nacimiento del CT BETA en 2014 fue el resultado de “una apuesta muy clara pero también arriesgada por la investigación que la Universidad hizo hace una década y que ha dado muy buenos resultados". Actualmente (curso 2018-2019) el BETA aporta el 54% de los recursos competitivos obtenidos en investigación para la institución. El vicerrector ha querido destacar "el alto impacto territorial, lo que permite a la UVic-UCC acompañar y contribuir a dar respuestas a retos importantes y preocupantes por el territorio, como el cambio climático o la gestión del agua y de los purines".